martes, 28 de febrero de 2012

ARENA PREPARA UNA ELECCION VIOLENTA Y SANGRIENTA



El alcalde Norman Quijano advierte que tiene 8.000 personas preparadas para defender el voto y tres mil hombres de choque, lo cual ya de antemano lo convierte en responsable de lo que pueda pasar en nuestra patria ensangrentada por el crimen organizado que la misma derecha reaccionaria dirige.

Se ha olvidado o no conoce nada en lo absoluto de las leyes de la guerra: Ejército que no gana la guerra, la pierde y sabedor de que ahora no nos puede robar el triunfo prepara junto con los gorilas una nueva sangría, lo cual pone desde ya en peligro la paz de la nación ya que ante su anuncio lo único que nos queda como militantes es prepararnos para lo peor que pueda venir.

Como persona adulta soy partidario de una campaña limpia que deje buen ejemplo a la comunidad nacional e internacional, pero desde ya la observación internacional, la OEA, La Comisión Internacional de Derechos Humanos, tanto como las organizaciones de la sociedad civil salvadoreña tiene que tomar muy en serio las palabras del Dr. Quijano que dejan, por supuesto; mucho que decir.

Las provocaciones comenzaron con la pinta y pega, a sabiendas de que ellos son los dueños de los medios de comunicación a los cuales les han pagado una millonada en tratar de levantar la imagen patética del alcalde, después han continuado con agresiones contra jóvenes militantes del FMLN y ahora se nos advierte con claridad lo que tenemos que esperar.

Es lógico pensar que el enemigo derrotado llega como hiena herida tirando tarascadas por todos lados y tienen en Quijano al títere que saca la cara mientras otros iguales o peores que él se esconden tras la cortina de humo político.

Promover, incitar y motivar la violencia en un país donde la muerte está presente por todos lados y los ríos de sangre más que todo de nuestra juventud y niñez, además de ser inhumano es inmoral  y criminal,  ya que lo que pueden dejar las elecciones son más muertos que candidatos y candidatas elegidas y es también incorrecto e inmoral que nadie se pronuncie contra lo que ya está a la vista  y que va a suceder.

No podemos seguir soñando y pensar que tenemos una cultura política de paz, debemos trabajar por ella. El Salvador es uno de los países donde se cometen mayor numero de feminicidios en el mundo, un país donde a diario se anuncian por los medios tripletas de asesinatos por todos lados, un país donde no hay seguridad para la vida de nadie y está promoviendo la violencia solo cabe en mentes psicópatas.  

Mucho antes del cierre de campaña la mayor parte de la población ha decidido por quién votar y no hay razón para ningún partido de tratar de ganar por medio de la violencia ya que la violencia engendra más violencia  y al menos la gente con la que platico a diario estamos hartos de tanta sangre infructuosamente derramada.

Estar Promoviendo la violencia a esta alturas y máxime por el edil de la ciudad capital es una manifestación de falta de salud mental y falta de amor y respeto a la ciudadanía y ni el hecho de ser producto del fraude o estar apoyado por el poder económico NO  le garantiza que con estas incitaciones macabras las cosas no  se le puedan revertir.

No tendría nada de raro que Quijano vista de rojo y con nuestros símbolos distintivos y mande a sus secuaces a crear el caos, para ello deben de estar listas las fuerzas de seguridad del país y el mismo ejecutivo.

Colectivo Farabunterra.

viernes, 12 de agosto de 2011

NOTA SOBRE EL SOCIALISMO

El mundo actual ofrece la realidad de una crisis capitalista suficientemente clara para asegurar la necesidad de construir un mundo nuevo, sobre nuevas bases y nuevos supuestos. Se trata de asegurar la supervivencia de la especie humana ante la amenaza mortal de la lógica capitalista, y de decidir entre dos cosas: la muerte del capitalismo o la muerte de la humanidad. Este sistema ha demostrado abundantemente su peligrosidad y su carácter depredador al convertir al planeta tierra en una alacena y al hacer de todos los bienes, simples mercancías, y de los seres humanos, simples consumidores, hace del mercado, el poder supremo. Esta realidad amenaza a la vida toda. Este poder capitalista debe ser detenido y debe ser sustituido por nuevos sentidos, nuevas lógicas y nuevas reglas de convivencia humana.



Resulta contradictorio que cuando el capitalismo se convierte en el sistema planetario y cuando el mercado cubre y domina todo el planeta, es cuando muestra sus mayores debilidades y cuando se demuestra la necesidad de su supresión histórica. Siendo un sistema mundial que debe ser sustituido por un sistema también mundial.

El quiebre de la economía mundial y la pérdida de la supremacía del dólar como moneda de intercambio, nos presenta al imperio estadounidense debilitado y sin hegemonía, convertido en el mayor deudor en la historia capitalista y sin capacidad de pago. Se levanta, entonces, un nuevo centro imperial en el oriente del planeta, y nuevas concentraciones de poder económico y militar se disputan el control de los recursos naturales, fundamentalmente agua, petróleo y gas natural.

La necesidad de una nueva utopía se pone a la orden del día. Aquí entendemos utopía en el sentido griego de “ningún lugar”, porque se trata, precisamente, de una construcción que todavía no existe en ningún lugar, y que, además, podemos y debemos empezarla a levantar desde ya, desde el capitalismo, adentro del capitalismo y antes de “tomar el poder”.

Aquí encontramos un elemento fundamental, porque no nos conviene la distinción cronológica, al menos, entre revolución política y revolución social. No se trata de tomar primero el poder, como paso previo para iniciar posteriormente la construcción de un mundo nuevo o una nueva sociedad. Por el contrario, se trata de construir un nuevo poder, adentro del antiguo poder, y de iniciar lo nuevo dentro de lo viejo. Esto que parece lógico y hasta natural requiere, sin embargo, de un tratamiento preciso.

Resulta que aun antes de suprimir la lógica capitalista, hemos de empezar a suprimir sus 3 componentes: la propiedad privada sobre los medios de producción, el mercado y el trabajo asalariado. Las 3 piezas, actuando armónicamente, configuran el capitalismo. Se trata, precisamente, de iniciar, desde ya, y desde la sociedad actual, la construcción de una nueva manera de relacionarse con el mercado, con la propiedad de medios de producción y con el trabajo.

Cuando hablamos de "mercado", conviene precisar que éste no es un invento del capitalismo; muy por el contrario, aparece como comercio en la forma de intercambio de bienes, culturas, poderes y civilizaciones, desde los mundos más antiguos. Cuando hablamos de "mercado", nos referimos a una construcción económica, política, jurídica y militar, a partir del comercio. El mercado, así concebido, llega a enfrentarse al mismo comercio y a impedir el libre intercambio. Por eso, en cuanto al mercado, se trata de ponerlo al servicio de los seres humanos y de su sociedad, de situarlo en su condición de instrumento y desalojarlo del papel actual de amo todopoderoso y dueño de los seres humanos. Esto requiere una nueva economía y una nueva lógica de propiedad.

El control privado de los medios de producción determina que millones de seres humanos se conviertan en simples vendedores de su única mercancía: su fuerza de trabajo. Cuando prácticamente desaparece la clase obrera, como ocurre en nuestro país, estos son sustituidos por millones de trabajadores que, sin producir bienes materiales, ni laborar en centros fabriles, son, sin embargo, vendedores de su fuerza de trabajo, que es su única mercancía ofertada al gran comprador capitalista.

El mercado laboral, al llenarse de desempleados, ofrece al capitalista mano de obra barata y abundante, entonces la competencia entre uno y otro mercado se basa en el costo de producción de los bienes y no en su calidad. Este control de la propiedad, ha de empezar a ser disputado mediante la participación de los trabajadores en la dirección de las empresas y en la distribución de las ganancias entre todos los miembros de las empresas.

En una primera mirada, esto parece utópico. Efectivamente lo es, pero si miramos más atentamente encontraremos ya en el país algunas experiencias de empresas, sobre todo cooperativas, en donde los dueños y los beneficiarios son todos miembros de la misma empresa.

Se trata de examinar atentamente estas experiencias, sistematizarlas, y avanzar en los aspectos políticos de poder que se correspondan con el actual momento.

Dagoberto Gutierrez

lunes, 8 de agosto de 2011

En el aniversario de nacimiento del comandante Marcial




Algunos datos sobre su papel en el movimiento revolucionario salvadoreño.
Marcial era delgado, de baja estatura, ojos achinados y usaba una dispersa barba que le daba un aire al líder comunista vietnamita Ho Chi Ming. Su rostro angular mantenía una boca pequeña de labios delgados y tensos. Usaba lentes gruesos que guardaban unos ojos más bien pequeños que examinaban al mirar, que se tomaban su tiempo para observar y que se abrían o entre cerraban de acuerdo a la comprensión de lo que escuchaba.
CARPIO NO CREIA EN ELECCIONES BURGUESAS

Al intentar ofrecer una pequeña biografía del Comandante Marcial, fundador de las Fuerzas Populares de Liberación Nacional - FPL - Farabundo Martí, lo hacemos para responder a la demanda de muchos de nuestros obreros, campesinos y compañeros revolucionarios de otros sectores populares. No vemos riesgo alguno de caer en el culto a la personalidad, ya que somos conscientes de que los dirigentes del pueblo son, antes que nada, hijos del pueblo, forjados por las necesidades y las luchas del mismo pueblo.

Esta biografía, porque quiere ser objetiva, pretende ser como una gota de rocío que no se refleja a sí misma, sino que refleja en sí el mundo que le rodea. Y SALVADOR CAYETANO CARPIO constituye en sí mismo la síntesis de los últimos 50 años de la lucha del pueblo salvadoreño; el mismo pueblo que sigue luchando sin su presencia física, pero recogiendo su práctica y su espíritu de genuino dirigente revolucionario, honesto y consecuente con sus ideas.



Fue el primero de abril de 1980 cuando las FPL dieron a conocer la identidad de su fundador y primer responsable, que había vivido bajo el seudónimo de MARCIAL durante los últimos 10 años, forjando el instrumento más decisivo para que el pueblo pudiera realizar su lucha por su revolución.

En aquella ocasión se dio también a conocer una biografía oficial de Salvador C. Carpio que ha servido de base para ésta, así como la que en el año 1984 difundió el Centro de Cultura Popular Salvadoreña desde San José de Costa Rica, apoyada por los libros de Nicolás Doljanin "Chalatenango: la guerra descalza", y el trabajo de Antonio Morales Carbonell: "La muerte de Marcial ¿un asunto concluido?".

¿Y quién carajo dice
que Marcial esta muerto?
Dijo Ambrosio en la asamblea popular
Celebrada en Chalatenango.
Y añadió:
Acaso se muere el viento
sobre los árboles,
el mismo viento que despeina a los hombres
y que trae noticias de los pájaros?
¿Puede morir así no más
el agua que baja de la montaña
clarita y eternamente fresca?
¿Quién puede asegurar que un día se termine
la luz de las mañanas
y el titilar de las estrellas en la noche?
Acaso el maíz dejara de crecer
todos los años
y su pequeña luna, la tortilla,
pasará a la historia?
¿Cómo podría acabarse el verde de las hojas,
las flores silvestres
que adornan la soledad de la montaña,
las ceibas, los amates,
los frutos de la tierra?
¿Por qué el mar dejaría de venir a las costas
y la lluvia pasaría
a ser sólo un recuerdo?
¿Que acaso el fuego de los fierros
no hace posible a veces
que amanezca más temprano
entre los estampidos de la guerra del pueblo?
¿Quien carajo pretende
que Marcial está muerto?
Sería como decir
Que se murió la vida para siempre,
Que solo es orfandad lo que nos queda.
Allí esta Marcial, compañeros,
Que no lo ven atrás, entre los niños,
Escuchando las cosas que decimos,
Aprendiendo, como siempre, entre nosotros.
Dirigiendo la furia, reuniéndola
Como un fusil inmenso que escribirá la historia.

Árqueles Morales
Nacimiento

Cuando nace el niño Salvador Cayetano Carpio, el día 6 de agosto de 1919, en la ciudad de Santa Tecla, a pocos kilómetros de San Salvador, su familia no sospechaba que ya había surgido en nuestro mundo y en su historia el primer estado socialista en la URSS, fruto de la lucha del pueblo trabajador; ni que el mundo acababa de sacrificar a millones de sus mejores hijos para sacudirse el yugo fascista que quería surgir desde Alemania contra todos los trabajadores del mundo. Y es que la familia de Chambita, como las familias de hoy, tenía bastante con vivir, trabajar y luchar por sobrevivir cada día.

Él nace en el seno de los pobres del pueblo pobre. Su papá, llegado desde Chalatenango a la ciudad, en busca de trabajo, era zapatero y se llamaba José Carpio. Chambita nunca le conoció porque el padre murió apenas nacido su hijo. Su mamá, Marcos Cerro, ha venido de Cojutepeque para encontrar trabajo sirviendo en las casas de los ricos, en cuyas mansiones no permiten que ande con su hijo. Es por eso que ella tiene que dejar al cipote al cuidado de la niña Petronila, su suegra. Pero ésta tampoco puede cargar con el niño y pronto es llevado a la Casa de San Vicente de Paúl de la hermanitas de la Caridad. Allí crece, entre el ruido del mercado y los rezos y cuidado de las monjitas.
La viveza natural de Chambita y su vivaz inteligencia sorprendieron a las hermanas que sueñan pronto en hacer de él un "padrecito", y para ello se ponen en contacto con los Padres Somascos que atienden la iglesia vecina de El Calvario, Y así, casi sin darse cuenta, entra en el seminario de aquella comunidad cuya mayoría habla italiano. El responsable de la comunidad es el Padre Mario, de origen español y amigo de los coroneles de las fuerzas armadas salvadoreñas. Luego será obispo y cardenal en Guatemala, resultando un personaje tristemente célebre por su servilismo para con todos los dictadores y opresores.

Fue precisamente él, el padre Mario Casariego, quien un día lo castigara cruelmente, llegando a golpearlo salvajemente y pelonearlo. El sentido de dignidad y de rebeldía del joven Salvador hizo que esa misma noche intentara escapar del seminario. Expulsado de allí "cuando vieron que me quería saltar por los cercos", no tuvo más remedio que buscarse trabajo. Tenía 13 años y "naturalmente el haber estado varios años en ambiente religioso y comodidades que nunca antes había conocido en mi infancia, me hacía difícil la readaptación a la vida del muchacho que tiene que ganarse un salario de cualquier modo".

Tal vez pensando en su padre, Salvador ingresó a trabajar en un taller, como aprendiz de zapatero:
"Fue el primer oficio que aprendí, laborando de alistador, porque en la zapatería semi-artesanal de entonces había dos especialidades: ensuelador y alistador".
"El trato inhumano que se le daba a los aprendices, inmediatamente chocó con los conceptos que había ido asimilando en los colegios religiosos, es decir cierta actitud respetuosa hacia la persona humana; porque ahí en el taller de zapatería además de que no me pagaban, salvo los 25 centavos que me daban a la semana para compensar un sueldo y para que fuera al cine de vez en cuando, comenzaron a darme unos latigazos que ardían demasiado".

Así, "un buen día que fue lunes —era regla que los lunes los aprendices teníamos que presentarnos para hacer todo el aseo del taller y dejar todas las hormas bien aseadas— me fui".
"Estábamos haciendo el engrudo que se necesitaría para que los alistadores pudiesen hacer su tarea, cuando llegó el dueño del taller —pocas veces venían los lunes, todavía resentidos con el aguardiente del día anterior— y diciendo que no estábamos haciendo bien el trabajo, cuando solo pasaba que había llegado de pocas pulgas, nos agarró a cinchazos; entonces yo sentí una rebeldía interna y decidí no volver a ese taller".
..."después que me pegaron injustamente en el taller, agarré a pie rumbo a Santa Ana donde me ligué a un grupo de campesinos que iban a cortar café y me fui con ellos a ganar unos centavos a una finca que queda entre Chalchuapa y Santa Ana, llamada Monte Largo; ahí conocí toda la dureza de la vida campesina".
Así conoció su práctica de clase y empezó su vida adulta.

Más tarde llegará hasta ciudad de Guatemala. Era el momento en que se estaba desarrollandose en El Salvador la insurrección popular del 32, la primera en el continente Latinoamericano con proyecto alternativo de sociedad, que costó a nuestro pueblo más de 30.000 muertos y que sirvió después de excusa a los mismos dominadores para mantener el terror durante muchos años y para seguir oprimiéndolo con el mito del anticomunismo. Es en esta gesta popular que emerge la figura de Agustín Farabundo Martí, cuyo testimonio significó enormemente, más tarde, para Carpio y a quien este logró rescatar del olvido cuando muchos "revolucionarios" salvadoreños de la época hicieron todo lo posible por enterrar su memoria porque resultaba incómodo para sus pragmatismos.

Él, Salvador, se entera de todo esto en la panadería del Hospital de Antigua Guatemala. Había llegado allí de la mano de un trabajador chapín que quiso ofrecer ayuda al muchacho huérfano, llevándolo a su trabajo para que aprendiera un oficio. Es así como deviene panificador, pero también sabe hacerlade zapatero para arrimar sus centavos y poder subsistir.
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La lucha obrera

Cuando Salvador vuelve a Santa Tecla, allá por 1940, ya tiene 21 años, una experiencia de vida dura y un oficio. Se dedica a buscar trabajo como panificador. Su nueva vida es dura. Aquellas panaderías eran de tipo artesanal, donde trabajaba toda la familia y emplean algunos trabajadores de fuera en quienes descargan las perores tareas: amasar y hornear por la noche y, durante el día, patear las calles con el pan al hombro para venderlo en el mercado y de casa en casa. No hay organizaciones de trabajadores porque lo único que permiten los nuevos gobernantes son asociaciones, sociedades, etc. Y por eso en la asociación de panaderos entraban juntos los patronos y los trabajadores (panaderos y panificadores) como si ambos grupos tuvieran comunidad de intereses.


Comienza a suscitar conciencia entre sus compañeros para organizarse como panificadores, hasta que en junio de 1943 logra articular una huelga que da comienzo en la panadería de Félix Orlando, pero que pronto encuentra resonancia y solidaridad entre otros panificadores. El 17 del mismo junio de 1943 triunfan sus reivindicaciones de mejores salarios y menos horas de trabajo. Fue una huelga precursora. Este día será proclamado como el "día de los panificadores". Desde este momento comienza a formarse la aguda conciencia de clase de Marcial para detectar las falsas alianzas que se ofrecen a la clase obrera. Aquí, igualmente, surge la primera organización: "Asociación de obreros panificadores federados de El Salvador".

Son los últimos años de la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez, que venía tiranizando al pueblo desde 1931. La acción combativa popular mediante una huelga general sostenida con heroísmo durante los meses de abril y mayo, lograron derrocar al tirano. No obstante, de poco sirvió esto para los trabajadores, ya que, por falta de capacidad de conducción y por debilidades propias, nuevamente la burguesía y el ejército aliados se hicieron con el poder y relanzaron la represión contra los dirigentes populares.

Pero fue una gran experiencia y de ella fue sacando Cayetano sus propias conclusiones.

"Si los obreros queremos liberarnos tendremos necesidad de forjar dirigentes de contextura acerada, capaces de romper los mecanismos que propicia el sistema para domesticarnos. Los vicios de la burguesía son armas a favor de la explotación. Tampoco los cauces legales pueden ser el único cauce para lucha obrera; es necesario utilizar métodos nuevos para que no nos impongan sus reglas de juego".

Por eso, hablando de aquella huelga, nos dice Carpio: "Para mí el concepto de combatividad de los obreros estaba ligado desde entonces a la lucha ilegal. La legalidad burguesa no conduce a la liberación popular". Pero la gran lección de esta coyuntura será que siempre el pueblo acaba recogiendo a sus muertos y retornando a una explotación semejante. Esas ideas quedaran clavadas en Marcial, grabadas a fuego.

Es así cómo el 21 de octubre de 1931 el coronel Osmín Aguirre toma el poder con el objetivo de quebrar la organización popular por medio de la eliminación, física cárceles o exilios. Algunos sueñan que podrán derrocar el régimen organizando desde Guatemala acciones armadas, pero Salvador Cayetano, constituido ya en dirigente sindical reconocido, se mantiene creando conciencia y organización popular hasta que, a principios de 1945, puede llevar a cabo la segunda huelga de los panificadores.

Acababa de llegar al poder Castaneda, que no quiere comenzar su mandato con conflictos y trata de lograr la mediación entre panaderos y panificadores. La combatividad de los trabajadores, no obstante, obligará pronto a Castaneda a desenmascarar su verdadero carácter represivo cuando lo panificadores lanzan su tercera huelga que debería ser el 6 de agosto, tiempo de las fiestas patronales de San Salvador, época en que la demanda de pan proporcionaba mayores ganancias a sus patrones.

Antes del comienzo de la huelga, la policía logra capturar a Carpio, secretario general del sindicato, cerca del parque Barrios, acusándole de haber proferido amenazas de muerte, infamias y calumnias en contra del propio Presidente de la República. Al entrar por primera vez en las bartolinas, Carpio tenía ya 27 años. Sin ,el movimiento huelguístico no se detiene, únicamente asume ahora una nueva reivindicación de carácter político: la liberación de Cayetano Carpio.

En el partido

Toda esta lucha del compañero Marcial está penetrada y orientada por una intuición de clase, pero la brutalidad del régimen y la desarticulación sistemática del movimiento obrero y popular le van haciendo comprender la necesidad de implementar métodos de organización y de lucha clandestina, así como necesidad de la guía de una teoría revolucionaria para la orientación de la acción. Es así como busca el viejo Partido Comunista Salvadoreño, única organización clandestina existente. Es el abogado Tony V. Hidalgo quien lo introdujo en el Partido. Pero se encuentra con que la dirigencia del mismo no es proletaria:
"El partido comunista y sus cuadros eran, fundamentalmente, de la pequeña burguesía. Eran cuadros especialmente intelectuales, profesionales, como Dagoberto Marroquín, Tony V. Hidalgo y una serie de licenciados, doctores, estudiantes...muy pocos obreros, algún campesino que había quedado de 1932 y tres o cuatro dirigentes sindicales también de ese año; el predominio era pequeño burgués, de gente posiblemente honesta, tratando de proletarizarse, pero que, sencillamente, estaban con todas las lacras de su clase. "
Su calidad personal y su combatividad hacen que Carpio, al poco tiempo, sea nombrado como responsable de Organización del Comité Central de PCS. Era ya, de hecho, el máximo dirigente de la clase obrera de El Salvador. Y sus prioridades en ese momento son:
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a) Recuperar a todos los dirigentes obreros dispersos por la represión,
b) Luchar desde el seno del partido, en los mismos sindicatos o asociaciones contra todos los dirigentes corruptos de la clase obrera.
c) Orientar la lucha proletaria con métodos combativos y clandestinos.

Es así como logra levantar un auténtico movimiento obrero: el Comité de Reorganización Obrera Sindical Salvadoreño (CROSS) con carácter clandestino, que tendría presencia en todas las estructuras abiertas para conducirlas correctamente. Este Comité tendría una incidencia muy grande en la clarificación de las luchas populares, Ya, desde entonces, insiste en que se requieren mecanismos de autodefensa y de luchas de solidaridad; pero esto difícilmente puede abrirse paso en un partido plagado de dirigentes de extracción no proletaria.

Así es como se vive cuando Oscar Osorio toma el poder. Algunos sectores del Partido Comunista creyeron ver en aquel golpe una oportunidad favorable para la clase obrera, pero el movimiento obrero orientado por el CROSS no se dejó ya engañar y prosiguió impulsando sus jornadas de lucha. Es entonces cuando nuevamente es capturado Carpio y obligado al exilio en Nicaragua. Al poco tiempo vuelve clandestinamente a El Salvador, atravesando Honduras y Guatemala, en cuyos países se va poniendo en contacto con los movimientos revolucionarios centroamericanos. Así es como toma parte en el Congreso fundacional del Partido Guatemalteco de los Trabajadores. Al volver, el Partido lo envía a México donde tendrá también un encuentro significativo: Blas Roca, dirigente obrero cubano y miembro del Partido comunista cubano. Este lo invita a la isla y allí permanece hasta octubre de 1950 estudiando la experiencia del movimiento popular en la isla.

Enriquecido con toda esta experiencia -Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y Cuba- al retornar a El Salvador, prosigue con la organización del CROSS y para la formación de cuadros obreros escribe un folleto: EL SINDICALISMO REVOLUCIONARIO, donde analiza los distintos modelos de organización obrera y va desenmascarando los mecanismos de engaño y de frustración en muchos de ellos, hasta hacer ver la necesidad de combinar armónicamente la lucha sindical con el proyecto estratégico del pueblo. Consecuencia de sus reflexiones al respecto es que Marcial dirá:
"El obrero, cuando todavía no tiene conciencia de clase, entra en la lucha por las reivindicaciones económicas, pero que al chocar con la brutalidad de la policía, del régimen, el encarcelamiento, los maltratos, da un salto de calidad en su conciencia y aquel primer instinto, el deseo de ganar unos centavos más, la necesidad de llevar un poco de pan para sus hijos, le hace comprender que el régimen está al servicio de la clase dominante”.
Tercera captura

Salvador Cayetano Carpio es capturado por tercera vez el 26 de setiembre de 1952, junto con su compañera y esposa, Tula Alvarenga. Ella también había sido fundadora del sindicato (asociación) de Bebidas Gaseosas y trabajadora de la Pepsi, en La Cascada. Esta vez la brutalidad de las torturas se hicieron inmensamente más refinada, pues ella fue violada por los esbirros en presencia de su esposo. Ya está dirigiendo la represión contra el movimiento popular un personaje desalmado y criminal: el Chele Medrano. Toda la experiencia de esta tercer captura la describe Carpio con verdadero lirismo en su libro: "SECUESTRO Y CAPUCHA". Es un libro que puede servir de escuela de formación para la lucha revolucionaria y la fe en el propio pueblo. En un momento de la tortura ve la posibilidad de dejarse matar cuando le están aplicando la tortura llamada "el avión". No lo hace, pues en él nunca ha existido la fuga del suicidio. Carpio reflexiona:
"¿Matarse, no significaría eso un intento de fuga vergonzosa? ¿Hay derecho para abandonar al pueblo, obreros y campesinos, en un momento en que más necesita de todos sus hombres? ¿La vida, mi vida, me pertenece en exclusiva o pertenece a mi pueblo? No; la vida de un obrero consciente no pertenece sola a él, sino a su pueblo, a sus hermanos en el sufrimiento y la explotación.
Un obrero consciente no tiene derecho a abandonarse a la muerte o acelerarla para evitarse cualquier sufrimiento natural o extraordinario que se presente. Hasta el último soplo de su vida es de los trabajadores y de su pueblo. Lo contrario es fugarse del deber. Hay que luchar contra la invitación, contra el halago fatal. No hay que olvidar ni por un instante que inevitablemente llegará el día en que las caras sonrientes de la gente del pueblo celebrarán el arribo de una era de paz y libertad. Y ese día yo quiero estar acompañando al pueblo en ese gran regocijo. Pero, ¿por qué solo en la alegría? ¿No debemos acompañarle también en sus momentos de dolor y sufrimiento?"
Una descripción inimitable es su encuentro con su esposa en medio de la tortura, cuando nos escribe:
"Ahora estoy frente a ella, desnudo completamente. Una nube de dolor empaña su frente, pero su semblante no refleja indecisión y sus dulces ojos están acerados con una fría determinación. Un gran aliento inunda mi alma".

Tula Alvarenga no puede separarse de la vida de Marcial. Ella también se ha formado en medio de la lucha proletaria, en el exilio y en las cárceles. Quizás uno de sus rasgos característicos es su inmensa humanidad y sencillez. Y una de sus tareas más significativas ha sido la de incorporar a la mujer al proceso de liberación de su pueblo. Ella estuvo en la fundación de la Fraternidad de Mujeres de El Salvador, que desaparecerá cuando ella misma abandone el Partido; ella organiza las Mujeres de los Mercados o crea Comités de Mujeres para la atención a los presos políticos, hasta orientar el nacimiento y el seguimiento de la Asociación de Mujeres de El Salvador (AMES).

Mientras tanto, el compañero Cayetano en diciembre de 1953 logra escaparse con todos sus compañeros de la cárcel, pero pronto es vuelto capturar cerca del Mercado San Miguelito, en San Salvador. Con ocasión de esto, los estudiantes universitarios se han dado cuenta de su situación y lanzan unas jornadas de lucha dirigida por la Asociación General de estudiantes Universitarios (AGEUS) desarrollando manifestaciones. Cayetano, mientras tanto, se declara en huelga de hambre que mantiene durante 21 días hasta que es remitido a los tribunales bajo la acusación de tenencia del libro EL CAPITAL, de Karl Marx. En el juicio lo tienen que declarar inocente.

En la URSS

A Carpio le quedan, después de tantas luchas, pocos espacios para el trabajo abierto en El Salvador. Por otra parte, su estado físico delicado como resultado de las horribles torturas, vejaciones y la huelga de hambre, es realmente alarmante. Es por ello que el Partido le propone salida hacia la Unión Soviética. Entra así en la famosa Escuela Superior del PCUS, adscrita al propio Comando Central del Partido. Aprendió la lengua rusa a la perfección y realizó un curso de dos años y medio sobre Marxismo. Su clásica intuición de clase y su inteligencia despierta han hecho posible que Marcial haya introyectado el método marxista, ideología del proletariado, en su propio espíritu, de modo que era sorprendente la sencillez con que lo explicaba y lo aplicaba en todas las circunstancias, como algo natural.

Le gustaba contar muchas anécdotas de su paso por la URSS, como cuando, con mucho misterio, le querían mostrar una flor muy especial y conservada en condiciones especiales en el museo de biología de la Universidad Lumumba y, para su sorpresa, se trataba de la "dormilona", flor que tantas veces entretiene a los cipotes de Chalatenango. Al finalizar el curso se vuelve a reunir con su compañera Tula para realizar un viaje de estudios por la China de Mao.

Cuando los dos dirigentes obreros vuelven clandestinamente a San Salvador, se encuentran con otro golpe de estado que ha puesto en el poder a otro militar: el Coronel Lemus. Para entonces ya se había ido formando un sindicalismo de clase, como resultado de las luchas obreras: La Confederación General de Trabajadores Salvadoreños -CGTS-. Es aquí donde vuelve a injertarse el compañero, con su nueva formación, la cual sabe proyectar a sus compañeros de lucha la sabiduría de un auténtico dirigente proletario popular. Es por eso que el informe oficial de las FPL de abril de 1980 nos dirá:
"El compañero Marcial ha sido un gran forjador de alternativas revolucionarias, guiándose toda su vida por los principios fundamentales: la sabiduría colectiva como único criterio de verdad y la aplicación creadora del marxismo-leninismo en la situación concreta de la lucha y de la vida, en el marco de que es el pueblo el único conductor de su historia y que es la lucha armada popular el único medio que le permitirá el triunfo total”.
Despues de la Revolución Cubana

El triunfo de los rebeldes cubanos, con Fidel a la cabeza, cambió la perspectiva revolucionaria de América Latina. Marcial repite esto constantemente. Por ejemplo, nos observa sobre este hecho:
"... Fidel y el Che vinieron a iluminar las mentes de todas las personas más sensibles a las necesidades revolucionarias en nuestro país, ya que nos hicieron ver con claridad una serie de cosas que antes no se veían; por ejemplo: que la lucha armada era absolutamente necesaria para la toma del poder, mostrando que sí se puede destruir a un ejército profesional bien armado por el imperialismo. Luego, el hecho de destruir el fatalismo geográfico; es decir, que estos países no se pueden liberar por la cercanía con los EE.UU., así como también que no hay necesidad de que se den todas las condiciones objetivas y subjetivas. "

En su último libro nos cuenta también las discrepancias que tuviera al respecto con el propio comandante Che Guevara, a quien tanto admiraba siempre y a quien denominaba "el símbolo del combatiente internacionalista, ideal de las juventudes de todo el mundo". No obstante, pudo discrepar de él al realizar su análisis desde las concretas realidades de El Salvador y en Centro América. Para esta realidad y desde un análisis concreto se planeaba la lucha popular prolongada y las solidaridades con todos los procesos centroamericanos:
"El compañero Guevara arribaba a la tesis de que El Salvador tenía que desarrollar un movimiento armado, pero sólo en apoyo logístico a la guerrilla de Guatemala y a las guerrillas que se fueran creando en Honduras y Nicaragua"
Marcial ya en el año 1944, con 25 años, había pretendido entrar en la lucha armada en tiempos de Osmín Aguirre. Se integró en un grupo que buscaba prepararse con las armas para combatir al tirano, pero se encontró con el engaño de los militares con quienes el grupo se quería vincular.
"Al final llegué a la conclusión de que todo aquello era una verdadera farsa, una manera de entretenernos; entonces comencé a buscar a los compañeros en los talleres"
Pero, ahora, con la revolución cubana habían cambiado las cosas:
"La gloriosa epopeya revolucionaria del pueblo cubano cambió la historia del continente latinoamericano... y en 1959 la lucha interior del Partido se agudizó, producto de ese triunfo".
Desde aquí se fue abriendo camino la idea de que para derrotar a la oligarquía y la dependencia era necesario combinar la lucha política con la lucha armada. Pero ahí estaba el fatalismo del ala burguesa del PCS de que esto era imposible para El Salvador por la ausencia de montañas y por la densidad de la población, unidos a la amarga experiencia que todavía se sentía y a la que constantemente se hacía mención: el enorme fracaso del 32. Dentro del movimiento revolucionario hasta el propio nombre de Farabundo Martí era tabú porque se consideraba peligroso su ejemplo y muchos querían pasar página para olvidarlo.

El Partido, sin embargó, logró aprobar el lanzamiento de la organización miliciana, el FUAR (Frente Unido de Acción Popular), aunque aquí también la extracción pequeño burguesa de la dirección hizo que en lugar de un movimiento táctico dentro de un proyecto estratégico, se tratara de un bandazo de línea. Así se tuvo un intento abortado antes de nacer de lo que debía ser la estrategia popular:
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1) En algo más de dos años que duró no logró pasar de acciones de propaganda, llegando a frustrar todas las expectativas puestas en él.
2) Generó un gran desprecio para con la lucha obrera sindical y de masas. Fue así como el Partido quedó aislado del pueblo y el enemigo supo aprovecharlo para controlar la mayoría de los sindicatos. La CUTS quedó convertida en un cascarón y la Confederación General de Sindicatos (CGS) orientada por la ORIT, de obediencia norteamericana, acaparó a los trabajadores salvadoreños.

Todo esto contribuyó a crear un escenario que nuevamente generó la desmovilización de los militantes, de modo que algunos lo denominan "el gran bajón". Cuando el imperio lanzó su estrategia contrarrevolucionaria bajo el lema de Alianza para el Progreso, los pequenoburgueses del PCS creyeron que tenían delante un camino abierto, el de las elecciones y las vías pacíficas, para la acumulación de fuerzas, y se lanzaron con todos sus bagajes por el boquete tramposo que se les abría.

Secretario general del PCS

Martha Harneker, en una entrevista que le hace a Marcial, al llegar a este punto, le pregunta sorprendida sobre la razón para ser elegido como Secretario General del PCS cuando la lucha ideológica había sido tan dura. La respuesta es que no encontraron otra salida. El Partido estaba perdiendo a la clase obrera y una supuesta vanguardia sin clase obrera es impensable. Por otra parte si se quería tener peso específico a través de los cauces electorales, tenía que ser a base de una hegemonía real en las bases populares.

En aquellos momentos el Partido Comnista tenía incidencia real en la orientación de ocho sindicatos únicamente, y aún en muchos de ellos solamente en sus cúpulas, porque la inactividad los estaba hundiendo en la apatía. Para relanzarlos vieron preciso que Salvador Cayetano Carpio tuviera en sus manos todos los mecanismos para lo que se pretendía: "relanzar a las masas". Para comprenderlo es necesario entender que Cayetano antes que marxista o miembro del Partido Comunista era concientemente obrero. Si entró al partido fue en búsqueda de instrumentos adecuados para poder mantener la combatividad proletaria, y ahora también para él el cargo de Secretario General era una nueva oportunidad de trabajar el servicio de la clase obrera y su proyecto de liberación.

Por eso mismo la primera tarea que se impone es recuperar cuadros. Cuando en este camino eleva a 14 los sindicatos que puede orientar, se lanza a la formación de la histórica FUSS (Federación Unitaria Sindical Salvadoreña) con una formación combativa e integradora de todos los métodos de lucha. Es el mismo Cayetano quien redacta la propuesta de estatutos, la carta de principios y el documento de estudio sobre los diversos tipos de tareas sindicales. Con la misma orientación no tarda en lanzar igualmente la FESTIAVCES (Federación de sindicatos de trabajadores de la industria del alimento, vestido, textiles). La FUSS pasa, en solamente dos años, de 14 a 40 sindicatos federados y se da un salto cualitativo en los métodos que utiliza para implementar la lucha obrera.

Y, nuevamente, surgen los conflictos con la línea burguesa del Partido. Comunista En su mayoría la dirección del mismo apuesta en este periodo por las vías legales y pacíficas para la acumulación de fuerzas, mientras los sectores más conscientes y avanzados de la clase obrera empujan hacia formas cada día más combativas. Es en medio de esa coyuntura que Carpio, con gran creatividad, pone en marcha el COAP (Comité Obrero de Acción Política) compuesto por grupos clandestinos para la conducción del movimiento obrero por cauces consecuentes que no puedan ser mediatizados por la interferencia de agentes externos a la clase. En estos grupos se irán forjando grandes líderes como Saúl Contreras, José Dimas Alas, etc.

Con estas condiciones es que se crea la coyuntura de abril de 1967 alrededor de la huelga que se está llevando por el sindicato de Aceros S.A., en Zacatecoluca, a 59 kilómetros de la capital, que llegará a poner en pie de lucha solidaria y política a nada menos que 30.000 obreros. Toda la experiencia acumulada en esta coyuntura está descrita y reflexionada críticamente en un folleto escrito por Marcial en su dinámica práxica de acción-reflexión: "La Huelga general obrera de abril de 1967". En este folleto pueden observarse los criterios permanentes de Marcial para formar la unidad del pueblo, ya que el sindicato promotor de la huelga este dentro de la federación conducida por un traidor a la clase obrera como fue Felipe Zaldibar. Por eso los dirigentes de COAP lanzan un trabajo a partir de las bases para lograr nuevos niveles de cooperación obrera y sindical. El triunfo de los obreros se convirtió en un nuevo acicate para nuevos niveles de combatividad. Sin embargo, los demás dirigentes del Partido Comunista, el ala pequeno-burguesa, no lo entendieron así.

Más crítica resultó esta situación conflictiva cuando el sindicato de panificadores lanza una nueva huelga y, después de agotar todos los medios legales y soportar todas las represiones, se deciden a impulsar una huelga de hambre en la que se compromete el propio secretario general juntamente con 20 trabajadores en el centro mismo de la ciudad y al aire libre: al costado del Palacio Nacional. Cada día este hecho se convierte en un mitin permanente de agitación popular. En estos momentos la mayoría de la dirección del Partido siente que con tales métodos se está echando por tierra su estrategia de negociación y posibilidad de participación electoral, y lanzan una campaña en contra de la huelga de hambre a través de los cauces sindicales. No les importa que allí, con todo el pueblo, esté su propio Secretario General. Tampoco que el propio partido se esté quedando a la cola con los sectores más atrasados de la clase obrera, actuando como bomberos, apagando los fuegos que va encendiendo en la calle el mismo pueblo a partir de sus necesidades y esperanzas.

Otro hecho significativo: La huelga impulsada por los maestros organizados en ANDES en los primeros meses de 1968 con llamamientos a la huelga general. ANDES se toma las calles adyacentes al Ministerio de Educación en el propio centro de San Salvador durante todo un mes. Siguiendo su línea de solidaridad el COAP, con Carpio, Saúl Contreras, Oscar Martínez o José Dimas, se comprometen hasta sus últimas consecuencias con el proceso que estaban implementando los maestros, mientras el Ejército y la Guardia Nacional rodean el ministerio y las calles ocupadas. Aquí mueren asesinados Saúl y Oscar por la Guardia Nacional y a quienes Marcial considerará siempre como cofundadores de las FPL. Por supuesto que la lucha interna en el Partido se agudiza más todavía con esta acción. Sin embargo el triunfo popular de estas jornadas hegemonizadas por el magisterio marcará una nueva época.

Toda esta lucha al interior del Partido Comunista llega a su punto culminante cuando la mayoría de la dirección, los pequeno-burgueses, convocan al pueblo trabajador salvadoreño para respaldar al gobierno del General Sánchez Hernández en la guerra contra el pueblo hermano de Honduras, tratando de situar nuevamente a los sectores populares a la cola de los intereses de la burguesía salvadoreña, con la excusa de que había que "apoyar en aquella coyuntura al sector más progresista del capital".


Fue este hecho el detonante para descubrir que en el Partido comunista no había posibilidad de cambio alguno y que permanecer en él era traicionar al pueblo. El núcleo obrero del COAP toma entonces la decisión de renunciar al PCS e iniciar un largo y doloroso nuevo camino para crear la estructura que el pueblo necesita. Sin embargo, no todos reemprendieron la lucha por otros caminos. Junto a Marcial se quedaron el secretario general de la FUSS, José Dimas Alas y el dirigente del sindicato de la construcción, Ernesto Morales, y otros.
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El nuevo camino: las FPL
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La reacción de la dirección del Partido fue violenta, como suele ser en situaciones semejantes. Lanzó una campaña de desprestigio y de aislamiento contra Salvador Cayetano Carpio y sus compañeros en todos los sindicatos. Incluso fueron denunciados ante los sectores de inteligencia del estado. Por otra parte, el ala pequeno-burguesa del PCS propagandizó entre toda la militancia todos los textos de Lenín sobre el ultra izquierdismo, pretendiendo aplicarlos mecánicamente a la situación salvadoreña de 1970 y a un pueblo que estaba dando los pasos iniciales para retomar el camino de su liberación.

Los compañeros no respondieron, sino que retomaron el espíritu de los panificadores, del CROSS y los COAP e iniciaron un camino nuevo, pues como dirá Marcial: "Mi presente es el porvenir... no me miro los pies, ni miro para atrás".

La renuncia de Carpio al PCS se consuma el 21 de marzo, después de una lucha ideológica intensa en la práctica revolucionaria. De todos modos, en los últimos días de su vida, Marcial nos dejó un testimonio en su último libro: "La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra popular de liberación". Su lectura y sus reflexiones son indispensables para conocer la trayectoria de toda la lucha salvadoreña desde los años 40.

Se fundan las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí, FPL.

El día primero de abril de 1970 es la fecha de la fundación de las "Fuerzas Populares de Liberación -FPL- "Farabundo Martí". Aunque su existencia no se daría a conocer hasta mucho más tarde, pues, por un lado, tenían que trabajar en condiciones excepcionales, perseguidos por los servicios secretos del gobierno y por los mismos excompañeros de Partido Comunista, y por otro comprendían que no se deben dar a conocer hasta que los hechos los garanticen ante el pueblo. Son ocho hombres enfrentados contra todos los poderes fácticos del gobierno, la burguesía, el mismo PCS y el imperialismo. Los ocho asumen consecuentemente la estrategia de "guerra popular prolongada".

El enemigo era infinitamente más fuerte y la tarea era hacer que el propio pueblo consciente y organizado, asumiendo todos los métodos de lucha bien combinados alrededor de la lucha armada. Era, en el fondo, la lucha contra la inmensa violencia intrínseca del sistema y el pueblo debería ser el verdadero sujeto liberador y constructor de su propia historia. Como el camino era largo, era necesario comenzar cuanto antes, yendo de lo simple a lo complejo, a partir de las propias fuerzas y de los niveles de conciencia y de organización que se iban adquiriendo desde la práctica diaria.

No todo estaba tan claro desde el principio, pero sí lo fundamental. La praxis irá haciendo lo demás. Al comienzo era preciso desbloquear dogmatismos y romper muchos mitos. Era urgente demostrarle al pueblo que la lucha armada era posible también en El Salvador, un país sin montañas y superpoblado, llevando a cuestas los fracasos anteriores. Para ello se recurre a los más dispuestos sicológicamente en aquel momento, como son los universitarios radicalizados y con experiencias en tareas de concientización popular, pero al mismo tiempo se requiere fundirse con el propio pueblo, depender hasta económicamente de él y creer en él, sin depender de la ayuda exterior.

La preparación para la lucha armada requiere cambios radicales en el estilo de vida. El propio Marcial ya ha pasado la barrera de los 50 años y jamás ha hecho ejercicio físico ni ha tomado una pistola en sus manos. Al poco tiempo ya podrá caminar 10, 30, 60 kilómetros. Luego aprender a utilizar la Beretta 22 que se han encontrado y la primera arma requisada al enemigo, una escuadra 9mm. Browning. Desde ahí tenían que construir la fuerza armada del pueblo organizado alrededor de sus intereses objetivos. Y, a falta de montañas, tenían que encender el volcán en la montaña viva del pueblo: la guerrilla urbana, primero y la suburbana después. Primero formar los comandos armados y posteriormente recabar en medio del pueblo grupos de apoyo, que serían el germen del futuro Frente revolucionario popular.
"Nosotros sosteníamos que los obreros y campesinos deberían tener el poder político en sus propias organizaciones y el poder militar. La alianza obrero-campesina, pero con fuerza. Después de esto venía la lucha de todo el pueblo donde cabría la burguesía. La cosa era invertir el esquema que ponía en el centro a la burguesía y a su alrededor a los demás. "
La experiencia revolucionaria y, dentro de las luchas del pueblo la larga experiencia de Marcial había ido dejando sus lecciones. Ni a la cola de la burguesía, ni de los sectores más atrasados del pueblo.
"Teníamos claro desde el principio que era el pueblo el que iba a hacer la guerra y que estos grupos armados no deberían convertirse en una élite, en unos líderes desligados del pueblo que le ahorrarían a este el trabajo de hacer su revolución. "
Pronto llegan las jornadas de entrenamiento, a veces disfrazados de pescadores del Lempa. Cuando vuelven, traen pescados y verduras para que Tulita pueda ayudarse para que vaya llegando para todos. Desde los comienzos van procurando contactos con los campesinos y con sus organizaciones.

Hombres como Toñito (Andrés Torres) o Nacho (Felipe Peña) tiene una gran experiencia en alfabetización y educación popular. Y pronto dan inicio pequeñas acciones guerrilleras que no quieren dar a conocer hasta no estar seguros de que tienen fuerza para resistir el embate del enemigo. Solamente se identificarán ante el pueblo después de dos años de trabajo.

Fundido con la historia de las FPL

Es difícil adivinar los perfiles de la vida de Marcial y de la FPL, pues desde este momento de clandestinidad echa un velo que solo se descorre para dar a conocer al pueblo las actividades de las FPL. Las tareas son bien concretas. De vez en cuando Marcial aparece en las comunidades de Chalatenango o en las cooperativas, junto con Toñito o Nacho dando sus charlas sobre 'realidad nacional' y la estrategia consecuente con los intereses fundamentales de las mayorías populares. Por ahí irán sembrando la semilla de donde saldrán los movimientos de masas más grandes de la historia de El Salvador como el Bloque Popular Revolucionario que brota en la coyuntura del 30 de julio de 1975 que formara más tarde el núcleo de la alianza obrero campesina, base de la unidad irreversible del pueblo.

Las FPL se dan a conocer a través de su órgano oficial, 'EL REBELDE'. Se había tomado la decisión de no darse a conocer al pueblo y a los posibles aliados estratégicos sino a partir de una práctica que implicara un mínimo de consolidación. La mística que se imponen desde el principio es depender lo más posible de sus propias fuerzas y de la ayuda del pueblo, para así fundirse con él y para garantizar siempre la verdadera autonomía de las FPL, dentro de más estricto internacionalismo proletario.

Las cosas no son perfectas desde el principio y la lucha ideológica interna es el motor que impulsa el desarrollo de la organización. Hay que recurrir a lo que Marcial denomina la "sabiduría colectiva". En 1976, cuando se convoca el primer consejo revolucionario para impulsar una autocrítica de los seis años de trayectoria salen a relucir todas las debilidades que se venían arrastrando con la voluntad férrea de superarlas dialécticamente, ya que de lo contrario se podía paralizar el proceso: "En el momento presente, renovarse o estancarse es la alternativa que se presenta", ya que sienten "la necesidad impostergable de revisar toda la situación de la organización y de su trabajo". Para ello se vuelve "vital y urgente identificar las debilidades, sus dimensiones y sus raíces" que ya se encuentran presentes "en capullo ":
"La necesaria labor de negación de los gérmenes negativos que, como unidad dialéctica, están integrados en el esquema inicial, gérmenes y rasgos negativos que de no superarse adquirirán dimensiones gigantescas en detrimento de los elementos positivos que históricamente determinaron su adopción y que deben marcar los hitos del crecimiento".
"Todo ser dialéctico lleva al mismo tiempo en sus entrañas los gérmenes -vivos y con capacidad de desarrollase- de superación y de destrucción. Saber superar dialécticamente los últimos y abrirles paso a los primeros constituye precisamente la ciencia marxista del desarrollo social. "
Ahí, en pocas palabras, está marcada la actitud revolucionaria. El no reconocer las debilidades es caer en caminos de autodestrucción, pero reconocerlas y, en lugar de superarlas, encubrirlas y justificarlas, es práctica e ideológicamente entrar en un proceso de corrupción.

La primera debilidad que se detecta:
"El concentrar inicialmente la labor ideológica y orgánica de nuestra organización en los sectores avanzados no-proletarios. Ello, de no desplazarse en un tiempo prudencial, relativamente corto, a poner el acento en la clase obrera– retardaría la proletarización... generaría el menosprecio práctico del papel rector que debe alcanzar la clase obrera... y generaría estilo y métodos de trabajo pequeño burgueses: la unilaterización del pensamiento hacia las tareas exclusivamente de la lucha armada. La sustitución del pueblo por una mentalidad de élite revolucionaria, la aplicación de un estilo autoritario en los métodos de dirección y de trabajo, la deshumanización en la atención a los problemas de los militantes".
Y la solución de estos problemas que, como debilidades de un proceso positivo, son algo connatural, debe ser tarea de todos de una manera efectiva y participativa:
"En la medida en que las condiciones de seguridad lo aconsejen, la participación de toda la membrecía en la deliberación y en la consulta para la aplicación de las medidas que se tomen. "
La "sabiduría colectiva" es la verdadera democracia interna de un partido verdaderamente popular. Así es cómo en aquellos momentos críticos se supo enfrentar los problemas para poderle ofrecer al pueblo unas FPL capaz de conducirlo política y militarmente por los vericuetos de la liberación nacional.

Pero este emerger del pueblo como sujeto histórico de su propio destino, potenciado principalmente por la perspectiva proletaria de la FPL, se va abriendo paso dolorosamente en medio de una lucha ideológica que llegaba desde la calle hasta todos los rincones. El Movimiento popular estaba alcanzando cada día niveles más altos de incidencia en la vida del pueblo y la lucha de las distintas organizaciones populares iba adquiriendo cada día mayores niveles de convergencia. Y con ello, también, los grados de represión. Es dentro de esta conflictividad pueblo-sistema que Marcial vive un momento de dolor intenso con la muerte de su querida hija Emma Guadalupe, gran dirigente popular desde las filas del magisterio. Fue asesinada por la Guardia Nacional cuando iba al frente de una manifestación del BPR hacia la embajada de Venezuela que había sido tomada por el mismo Bloque en la coyuntura del Mayo heroico de 1979.
"No puedo evitar pensar en mi querida hija Emma Guadalupe, dirigente magisterial, acribillada a balazos el 22 de mayo, al encabezar una manifestación de masas. Ahora nadie ni nada derrotará a este férreo pueblo, aunque tengamos que luchar solo con las uñas, como lo estamos haciendo ahora, y aunque la fiebre imperialista decidiera mayores zarpazos. Este pueblo tiene temple, voluntad y decisión de combate para conquistar, cueste lo que cueste, su autodeterminación, su soberanía, independencia y libertad".
Marcial es identificado por las FPL

Marcial vive momentos de gran alegría al comprobar que se están dando todas las condiciones y todos los pasos dialécticos hacia la unidad del movimiento popular salvadoreño. Con mirada visionaria la había saludado siempre desde lejos y esta unidad había estado siempre en la perspectiva de todas sus acciones. La unidad del pueblo era su estrategia fundamental. Aunque su perspicacia y conciencia de clase y el profundo conocimiento de la historia de nuestro pueblo le hacían adivinar traiciones en nombre de la necesaria unidad como formula idealista de la misma. Por eso nadie vivió tan intensamente como él el amanecer del primer nivel camino de la unidad que era la coordinación de las organizaciones populares político-militares y de las organizaciones de masas hasta constituirse el FMLN y el FDR. Nadie como él luchó porque fuera integrado hasta el último de los movimientos en este nivel de unidad, a pesar de las contradicciones existentes.

Es dentro de este proceso unitario que el Comando Central de las FPL da a conocer la identidad de su primer responsable y comandante en jefe de las FAPL, Marcial: Salvador Cayetano Carpio. Cuando en esta ocacion se le pregunta por el significado de su nombre, responde:
“El primero (Salvador Cayetano Carpio) hizo posible el segundo (Marcial) y este creó condiciones para realizar los sueños de aquel"
Pero la necesario, difícil y dialéctica unidad entra en periodos de crisis con frecuencia y es entonces cuando la conciencia obrera de Marcial pregona que es necesario renunciar a los idealismos e ir construyendo la unidad sobre bases firmes y proletarias.
"Porque ellos dicen que la unidad es fundamental, aunque sea una unidad que se ponga al servicio de los intereses de la burguesía... Hasta este momento la burguesía se ha servido en bandeja todas las unidades del pueblo... sobre el sacrificio de los trabajadores. Construir mal la unidad significa que la hegemonía pase al poder de las fuerzas de derechas. "
La ofensiva General

Marcial es nombrado por el FMLN en un primer momento como coordinador de su Comandancia general. Así se preparan lascondiciones para preparar la Ofensiva General de enero de 1981, en vísperas de la toma de posesión de Reagan de la presidencia de los EE.UU. con su evidente proyecto de recuperar la hegemonía mundial y de contener el avance del proceso hacia el socialismo en el mundo. Y su política de contención pasa por el meridiano de El Salvador.

A pesar de todas estas amenazas el pueblo salvadoreño dio un salto de calidad en su proceso de liberación y la guerra en una dinámica supuestamente irreversible hacia su meta. Por ello Marcial, en la celebración del aniversario de las FPL hace énfasis en la determinación de las FPL de ir hasta el final en la profundización de la guerra de liberación. Es también en ese momento que Marcial, que ha debido salir al exterior para cumplir tareas estratégicas, retorna a dirigir la guerra a las montañas de Chalatenango.

A pesar de ello, y con la llegada al poder de Reagan, hubo vacilaciones y comenzaron pronto a perfilarse intentos de arreglos negociados para ofrecerle al imperialismo salidas digeribles, aunque con ello se postergara el triunfo popular. En este marco es que se da la vuelta de Marcial. A sus 63 años de vida y de lucha no le importa el sacrificio de las interminables caminatas y los riesgos. Vive al pie del precipicio, bajo bombardeos constantes. La comandancia se traslada al "Volcancillo". Allí asiste con júbilo al nacimiento de los gérmenes de los PPL, que devuelven a la población civil su autonomía y su protagonismo en la misma guerra; ve formarse las Unidades de Vanguardia con hombres como el comandante Bernardo, núcleos fundamentales del nuevo ejército popular, mientras va marcando a todos con su fe en el triunfo y en la propia fuerza del pueblo.

Su tarea fundamental es preparar las condiciones para organizar la reunión del Comando Central, que, recogiendo la sabiduría popular, valorando las experiencias y las expectativas populares, relance el proceso después de la crisis creada por la Ofensiva General, pues esto se hacía urgente para retomar los principios. Este COCEN-81 se realiza bajo su coordinación en los meses de agosto y setiembre en el 'Volcancillo'. El discurso de Marcial en nombre del CP para iniciar los trabajos es un ejemplo de valentía autocrítica para afrontar nuevamente las debilidades y relanzar la guerra popular de ofensiva continua y de protagonismo popular.

Nuevamente aquí se señala como negatividad principal la ausencia de la clase obrera en la dirección del proceso, la necesidad de proletarizar el conjunto de la FPL, la militarización unilateral y la marginación de las organizaciones populares ligadas a la producción, etc. Impresiona el realismo histórico con que se apuntan las soluciones y la fe en las posibilidades del pueblo para el triunfo. Este documento, sin embargo, ha sido poco conocido aún entre los miembros de las FPL por intencionados bloqueos.

Apenas terminan las reuniones cuando el enemigo lanza un cerco para capturar al compa Marcial. Hasta llegará a anunciarse en los medios de comunicación del ejército que ya había sido capturado. Pero en las peores condiciones y dirigido el grupo por el comandante de las unidades de vanguardia, Bernardo Torres, después de diez días de escaramuzas, lograron burlar al ejercito. Como consecuencia de tener que ir abriéndose paso entre charrales, quedan huellas en su salud pues se le han infectado sus heridas hasta correr el peligro de quedar envenenado. Pero Bernardo con su gente logrará salvarlo de la muerte. Marcial también, por su estado de debilidad, es afectado por el dengue y tiene que pasar unos días de recuperación en El Alto y luego en La Laguna, donde mantendrá sus últimas reuniones.

Marcial no quería salir del frente. Pero le llegan llamamientos urgentes y la Comisión Política de las FPL toma la decisión de que debe salir. Las únicas prioridades son las necesidades de la guerra, dentro o fuera de la frontera. Lo importante es ocupar el puesto que le asignan dentro del proceso. Por eso su salida fue un acto de obediencia partidaria.

A la salida del Frente para recorrer pueblos que son aliados para nuestra guerra es que Marcial exclamará:
"Sufre nuestro corazón intensamente... Justa, mil veces justa, es la lucha de liberación de mi pueblo; la mil veces sagrada guerra popular de liberación"

Nuevos caminos en el frente externo

El 11 aniversario de las FPL encuentra a Marcial en Moscú y manda desde allí su mensaje a combatientes y militantes de las FPL. Tiene necesidad de recordar los principios que dieron sentido al nacimientos de las Fuerzas populares de liberación y de remarcar la responsabilidad histórica que les corresponde en estos momentos, pero el objetivo prioritario en estos momentos lo plantea así:
"Tenemos una obligación que cumplir: fortalecer a las FPL, lograr una disciplina férrea, una organización férrea, una organización proletaria que sea fiel expresión de los intereses de la clase obrera y del campesinado".
Él sabía por qué lo decía. Su proyecto de fortalecer a las FPL dentro del marco de la guerra lo lleva a una constante preocupación por todos y cada uno de los militantes y por cada uno de los organismos; por eso en toda oportunidad baja a las bases para dialogar la problemática que se está viviendo aún cuando otros creyeran que ese tiempo debiera priorizarlo en otras tareas. Tiene la decisión de consagrar los últimos momentos de su vida a hacer de las FPL el auténtico partido que nuestro pueblo necesita, porque sin un partido realmente proletario en las circunstancias que se están viviendo el proceso podría desviarse de sus objetivos fundamentales y convertirse en uno de las decenas de triunfos populares que luego sus enemigos han logrado revertir en contra del propio pueblo que ha puesto su sangre.

Los triunfos populares de la campaña de octubre de este año son interpretados por Marcial como un signo de que se está en el camino recto. Convoca a la prensa y les manifiesta que esos hechos son demostración de que el FMLN ha adquirido nuevos niveles de coordinación estratégica y de capacidad de concentración de fuerzas, capaces de destruir a una compañía entera atrincherada y con sofisticadas fortificaciones que implica la consolidación de la iniciativa de la guerra por parte de un FMLN más unido y con mayor capacidad de coordinación.
"Estamos seguros y muy serenos ante el futuro... nuestra guerra tiene que terminar con un arreglo político... el dialogo está basado en la dignidad, en la defensa de los intereses del pueblo. Ningún revolucionario de El Salvador, en ningún momento, va a traicionar los intereses del pueblo. Toda negociación tiene que estar basada en la satisfacción de los intereses básicos de nuestro pueblo y toda conversación esta también basada en la dignidad".
No faltaban los que hablaban del famoso "empate" de la guerra, del miedo a la intervención norteamericana que, comenzando por El Salvador, llegaría a Nicaragua y amenazaría a Cuba, hablaban también de evitar el costo social que implicaba nuestra guerra. Marcial afirmaba que esto era una visión no dinámica del proceso, que la manera de impedir la intervención era profundizar en la guerra popular y que la decisión de vencer estaba tomada.

Es entonces cuando la mayoría de la dirección del FMLN se plantean públicamente un cambio de línea y empiezan hablar abiertamente lo que se había mantenido casi en secreto ante las bases: una política de Dialogo-Negociación con la que Marcial nunca estuvo de acuerdo, no en el proceso, sino en el método de ese proceso, pues consideraba que era prematuro y que las condiciones no estaban dadas, pues la unidad apenas nacía, además suponía la perdida de la autonomía de la organización con respecto al FMLN, esa supeditación a la dirección del frente ponía en "minoría" su concepción revolucionaria de Guerra Prolongada y que fuese la clase obrera la "garante" del proceso.

Entró en abierta contradicción con el resto de la dirección del FMLN y con gente de su propio partido, incluida la segunda responsable como punta de lanza y gente de la calidad de Miguel Castellanos y otros; razón tenía, al cabo de 20 años de esa contradicción podemos constatar donde y como están ubicados los dirigentes de lo que fue el FMLN histórico y los "frutos" de esas negociaciones que verdaderamente han beneficiado a la cúpula de dirigentes. Si durante la guerra fue difícil hablar con ellos, hoy es imposible, poco a poco se han ido alejando de las masas.

Aquí comienza una pesadilla para Marcial, Ana María empezó a promover en cargos de dirección a gente leal al cambio de línea y as¡í fueron copando los organismos de dirección local, regional y nacional, teóricos de la clase media, con manejo de elementos de la doctrina Marxista-leninista, muy buenos para la cuestión política y convencer a las masas, pero cómodos y oportunistas dejando a un lado aquellos compañeros de la clase obrera y el campesina probados en tareas difíciles y en el combate, con suficientes méritos y capacidad para su ascenso a cargos de dirección, pero potencialmente "peligrosos" por su extracción de clase y posibles obstáculos al nuevo reacomodo ideológico.

El reclutamiento masivo de principios de los años 80, resolvió la "correlación de fuerzas" a favor de las corrientes negociadoras, tomando el control total de la dirección del movimiento hasta nuestros días; prácticamente los núcleos de partido en las FPL, que en un tiempo fueron el motor central del funcionamiento y toma de decisiones fueron paulatinamente convirtiéndose en simples círculos de estudio y accesibles a información previamente "pensada" y "elaborada" por la élite de la comisión política. Los organismos de dirección tenían en su mayoría gente de la pequena-burguesía que le fue imprimiendo un carácter de "clase" al movimiento y completamente diferente al inicial.

Esta desviación previamente calculada les permitió hacer las reformas necesarias para el cambio de línea, desplazando a todos los "marcialistas" y "radicales" del resto de organizaciones; de ahí que Marcial fue obstaculizado por todos lados, se empezó a maquinar un complot para su aniquilamiento del escenario político, a promover una especie de "culto" a la personalidad, exagerando la celebración de su natalicio, incluso se le comparó con figuras célebres y en secreto se lanzó el rumor de que él se creía el "Ho Chi Mính" de América Latina.

En este ambiente se prepara la convocatoria para la reunión del COCEN-83, que debía ser decisivo para la marcha del proceso de guerra, donde se determinaría la voluntad de las FPL de vencer y derrotar al ejercito, de luchar porque no se diera la intervención amenazante, pero también de prepararse para, en el caso de que se diera, derrotarla; de llevar adelante un proceso de diálogo y negociación como forma estratégica, pero auxiliar, y de profundizar en el proceso de unidad revolucionaria en el FMLN, como vanguardia, en esta coyuntura, del pueblo.

Los pueblos socialistas aliados de Centroamérica, creyendo a pie juntillas en la intervención que acabaría con todas las conquistas populares en el área, pedían el sacrificio de los procesos revolucionarios de El Salvador y también de Guatemala. Marcial lo vería como una traición a su pueblo y su sangre. El día primero de abril de ese año Marcial vive momentos intensos. Las palabras pronunciadas por Marcial en esa reunión con la membrecía de las FPL y recogidas ya en un folleto, resultan determinantes para comprender su pensamiento y su postura en esa coyuntura. Y es en este tiempo también cuando Cayetano vive con dolor la muerte de dos grandes amigos: Marianela García Villas, campeona de los derechos humanos y Bernardo Torres, comandante conductor de las Unidades de Vanguardia, forjado como militante en las luchas obreras y muy querido por las tropas guerrilleras.

Y así llegamos a los hechos de abril. El responsable de la seguridad interna de la mismas FPL, con el propio equipo de seguridad de la misma Cmte. Ana María, han decidido darle muerte a ésta. Marcial está en el extranjero, tratando de buscar mayores ayudas para enfrentar con éxito la posible intervención. Muchos comienzan a señalar a Marcial como el responsable de la desaparición violenta de Ana María. De hecho el comandante estaba recluido en su propia casa con la amenaza de ser sacado a otro país. En un momento pide a los encargados de su seguridad que vayan a ver la tele y que dejen las armas para no inquietar a quienes vigilan la casa; a su esposa, le solicita que cuide a la nieta para que duerma, y él se recluye en su pequeño cuarto donde suele estudiar y escribir, deja escritas unas notas, y se suicida.. Por lo menos es la versión "oficial". Luego serían capturados todos los responsables de la muerte de Ana María y, a pesar de todas las presiones a que son sometidos, en ningún momento señalan la autoría de Marcial. En el juicio subsiguiente se declara oficialmente no poder disponer de pruebas en su contra, a pesar de que se habla de un video donde da declaraciones el autor material del crimen, video que nunca se mostró.

De ese modo, uno de los más importantes dirigentes sociales latinoamericanos, con cuarenta años de luchas, pasaba a convertirse en un simple asesino, y así se mantiene aun en el imaginario de las bases efemelenistas.

Posterior a estos hechos surge un grupo de compañeros que se declaran en "Posición Rebelde", desconocen a la dirección de las FPL y se descoordinan de la dirección, agrupándose en el FCER (Frente Metropolitano "Clara Elisabeth Ramírez"), argumentando las razones de su posición política que no fue dado a conocer a toda la militancia de las FPL, mucho menos a las bases del resto de organizaciones del FMLN. Esto provocó una purga interna dentro de la organización, al grado de que cualquier mínima crítica era rápidamente relacionada con la "disidencia". Muchos compañeros inocentes o de buena fe que pretendieron tocar el tema fueron señalados, interrogados, expulsados, desagradados y, en el peor de los casos, ajusticiados.

Por ese tiempo entre 83-88, se preparó una versión oficial y se acusó en asambleas generales ante las masas y tropa de guerrilla al FCER de una infinidad de "cargos", desde infiltrados de la CIA, traidores de la revolución y enemigos del campo socialista, hasta que se habían apoderado de una gran cantidad de dinero de la organización y que por ese motivo se estaba "aguantando hambre en la zona de Chalatenango", etc.

Esta situación de descontento con el cambio de objetivo fue generalizado en todo el FMLN, las respectivos mandos y organismos de dirección, aprovecharon la oportunidad para deshacerse de todos aquellos elementos "radicales" y de línea "dura" con la justificación de que no entendían el recambio de táctica y estrategia. Con este argumento eliminaron y expulsaron a un buen grupo de compañeros de todos los niveles de militancia, que sí estaban dispuestos a luchar hasta el final, por la Revolución o morir.

Lo que ignoraba la mayoría de bases y combatientes, eran los compromisos, presiones y acuerdos hacia la vía negociada, no convenía que se obtuviera una victoria militar, a través de la GPP ; las declaraciones de algunos funcionarios y aliados de los estadounidenses, cuando se dieron cuenta que la situación era seria y las guerrillas iban tomando forma y eran parte de la vida diaria de los pueblos oprimidos, entonces empiezan a descalificar y degenerar el verdadero sentido de la lucha armada y a quitar banderas de lucha, claman hipócritamente por la Paz y la Democracia, el pluralismo político y el dialogo; no porque lo deseen de verdad, sino para contrarrestar la avalancha que se avecina, restarle fuerzas al movimiento popular y al cabo de los años seguir con su misma política de explotación con otras modalidades; neoliberalismo y globalización que hoy vivimos.

Por eso en el día de hoy, bueno es recordar las palabras con las que Antonio Morales concluye su trabajo "La muerte de Marcial, ¿un asunto concluido":
"Traer a la memoria el suicidio de Marcial es una oportunidad para recordar aquellos aspectos democráticos de su pensamiento y de su práctica política dentro de su partido: su deseo de que los sectores mayoritarios de la población (los obreros y los campesinos) pudiesen orientar una amplia alianza popular, sus esfuerzos para que dichos sectores estuviesen orgánicamente representados en el partido, sus afirmaciones sobre la necesaria autonomía de los gremios y sindicatos, su insistencia en crear y desarrollar una amplia base celular que diera vida a la democracia interna "de abajo para arriba y de arriba para abajo", que obligara a los dirigentes a dar cuenta de sus actos y que permitiera combatir los abusos de poder, la corrupción y otras arbitrariedades que se daban en su organización y de romper con el terror de aquellos que tenian la impaciencia de reaccionar mal y de rebotar la crítica y de usar sus poderes en mala forma para el castigo a los que critican.
Si algo caracterizó a Marcial fue precisamente su rectitud, su firmeza y su honestidad. Prefirió morir antes que permitir que se pusiera en duda su integridad moral. Con el fallecimiento de Marcial, la clase obrera salvadoreña perdió, sin lugar a dudas, uno de sus más genuinos dirigentes."
El pueblo salvadoreño, de seguro, podrá un día pronunciarse. Nuestro comandante sembró su vida en la historia de su pueblo. Quizás sea el momento de escuchar sus últimas palabras dejadas escritas aquel atardecer:


Ultima carta de Salvador Cayetano Carpio
Palabras al heroico pueblo de El Salvador, a mi querida clase obrera y a la gloriosa FPL–Farabundo Martí.

En todos los momentos más duros de mi vida, en la lucha contra las clases reaccionarias y explotadoras internas y contra el imperialismo yanqui, ha sido y es mi pueblo y mi clase los supremos elementos de inspiración y objetivo básico la lucha por sus intereses. En este momento más que nunca.

He sido atacado, perseguido, calumniado, vejado, reprimido mil veces por esos bestiales enemigos del pueblo y todo lo he soportado y superado con mística por la causa de los obreros, campesinos y pueblo. Todos mis pasos son y han sido dentro de este marco, de estos intereses fundamentales, mayormente en estos últimos años de lucha, de la intensificación de la lucha popular de liberación, de la intensificación de las ofensivas militares e insurreccionales hacia la Toma del Poder para el pueblo y por el pueblo que tenga por base la alianza obrero–campesina y sus intereses.

Al intensificarse la Guerra Popular, se intensifica también la acción del imperialismo en todos los órdenes, sus conjuras, sus planes y complots. Contra todos esos planes nefastos estoy dispuesto a luchar hasta la victoria total.

Pero una cosa es luchar contra el imperialismo y sus intrigas, y otra sentir la injusticia, la calumnia y la infamia de parte de los mismos hermanos. Una negra conjura por manchar mi vida revolucionaria y dañar profundamente a las FPL está en marcha y llegando a su culminación. No sé de dónde proceden esos planes difamatorios, esa conjura contra mi vida revolucionaria. Lo único que sé es que cuando se acerca la Toma del Poder, la burguesía nacional e internacional arrecia todos sus recursos para debilitar la hegemonía proletaria–campesina en la revolución y de esta manera eliminar política o físicamente a las organizaciones que son verdadera garantía de los intereses proletarios.

Pero lo que duele, lo que no puede soportarse es que hermanos revolucionarios sean engañados y acepten como si fueran ciertas las calumnias, el invento pérfido, la infamia contra un revolucionario probado mil veces en el combate popular. Que al aceptarlo no sólo contribuyen a destruir mi probada imagen revolucionaria, sino que se lancen contra las filas de mi querida organización, considerando a todos sus miembros y redes como potenciales infiltrados del enemigo.

No puedo soportar impotente que así se trate a mi querida organización, base de la lucha revolucionaria de mi pueblo y de la unidad consecuente, ni a las exigencias de que ponga a sus organismos, redes, miembros y colaboradores en manos de una investigación mal conducida y prejuiciada. Y no puedo soportar el escarnio que se hace de mi persona, la infamia de querer involucrar mi nombre aunque sea indirectamente, la torva insinuación en esa dirección, en el doloroso caso de la terrible pérdida de nuestra compañera Ana María.

Rechazo esta injusta calumnia, aunque de ella se hagan eco los hermanos. Pero es más dolorosa la injusticia cuando viene de los hermanos que de enemigos. La verdad, que un día inevitablemente resplandecerá contra la calumnia y la infamia. Se impondrá inevitablemente. Y por de pronto, toda responsabilidad sobre mi decisión personal tomada en este momento recae sobre quienes, aun siendo hermanos, así han procedido tratando de poner injustamente manchas a mi trayectoria revolucionaria.

Sé que mi querido pueblo triunfará pronto; que la clase obrera sabrá defender su derecho a hegemonizar el proceso revolucionario de mi país, y que aun sufriendo estos grandes golpes, las FPL sabrán resurgir como genuina expresión del proletariado y del pueblo y sabrá jugar incidencia positiva en la correcta unidad del pueblo y sabrá desempeñar con nuestras queridas FAPL papel decisivo en la victoria final y en las fases que conduzcan a la creación de las condiciones para pasar al socialismo.

Me alienta la idea de que mi modesta contribución a esos logros, teniendo como norma hasta el último instante, cada acto de mi vida, los intereses del proletariado y del pueblo, en alguna medida ayudan y ayudarán a los genuinos intereses del pueblo en su futuro feliz.

¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!

Abril de 1983
Marcial.
Primer responsable de las FPL–Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL.
Miembro de la Comandancia General del FMLN.
Fuente: http://pijazo.blogspot.com/2011/08/hoy-es-el-aniversario-de-nacimiento-del.html